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BARCELONA 2019

XV Congreso

XV Congreso SECHC - Barcelona · 2019

Fractura de la apófisis coracoides asociada a luxación acromio- clavicular: a propósito de un caso.

Comunicación: Poster | Tema: Hombro | Categoría: Miscelánea

Autor: Mercè Oliveras Font
Coautores: Diana Noriego Muñoz; Víctor Manuel Apraez Portilla; Diego Gutiérrez de la Iglesia; Miguel Ángel Froufe Siota

Introducción:
La fractura de la base de la coracoides representa un 1% de todas las fracturas y su asociación a una luxación acromioclavicular es todavía más infrecuente. Habitualmente se detecta esta lesión combinada mediante un TAC, ya que con una radiografía simple es fácil que la fractura de la coracoides pueda pasar desapercibida. Existen muy pocos casos descritos en la literatura y todavía no hay acuerdo sobre cuál es su mecanismo de producción y su tratamiento más adecuado.

Material y métodos:
Presentamos el caso de una mujer de 40 años que acudió a urgencias después de una caída directa sobre su hombro derecho desde un metro de altura. Refería dolor a nivel acromioclavicular y cara anterior hombro, el estado neurovascular era correcto y su abducción/antepulsión estaban limitadas a 60o. En la radiografía se observó una separación de la articulación acromioclavicular derecha con una imagen sugestiva de fractura de la apófisis coracoides. Se realizó un TAC que confirmó una fractura de la base de la coracoides (tipo I de Ogawa). Bajo anestesia general y en posición en silla de playa, la paciente fue intervenida quirúrgicamente. Se realizó una incisión curva desde el extremo distal de la clavícula hasta a nivel deltopectoral. Se observó una rotura completa de los ligamentos AC, la ntegridad de los ligamentos CC (grado II de Rockwood), y la fractura de la base de la apófisis coracoides. En un primer tiempo, se realizó la reducción abierta de la fractura de la apófisis coracoides bajo control escópico y la fijación con un tornillo canulado de 4,5 x 50 mm, tras lo cual se objetivó la reducción de la luxación AC por lo que se decidió estabilizar con dos agujas de Kirschner desde acromion. La paciente fue inmovilizada mediante un cabestrillo y fue seguida en consultas externas con controles radiológicos.

Resultados:
A las cinco semanas de la cirugía, se retiran las agujas de Kirschner y se inician los ejercicios de movilización activa del hombro. Dos meses después de la cirugía la paciente sigue con el programa de rehabilitación y está sin dolor, con un rango de movilidad de: abducción 120o, antepulsión 160o, rotación interna D12 y rotación externa de 60o. La radiografía demuestra un ascenso de la articulación acromioclavicular y signos de consolidación de la coracoides sin desplazamientos secundarios.

Conclusión:
La asociación de una fractura de coracoides con una luxación acromioclavicular es una lesión extremadamente infrecuente, difícil de identificar con radiografías convencionales, por lo que, ante la sospecha se recomienda realizar un TAC para confirmar el diagnóstico. Actualmente, no se conoce el mecanismo de producción y no hay consenso con la indicación y el tipo de tratamiento a realizar, aunque, en la mayoría de casos el resultado funcional es muy bueno.

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