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Artroplastia en fracturas de húmero proximal. Nuestra experiencia en Hospital Universitario Araba

Comunicación: Oral | Tema: Hombro | Categoría: Fracturas

Autor: Jorge Molano Muñoz
Coautores:  Pedro Ruiz Moneo; Andrés Borja Jara; Dulce Clavero Santos; José Manuel Fernández Carreira


Introducción
Desde hace más de 30 años se viene utilizando la hemiartroplastia (HA) para el tratamiento de fracturas complejas de húmero proximal en las que otra alternativa no es viable. Hace ya algunos años, la prótesis invertida de hombro (PI) emergió como una alternativa a la HA en pacientes de edad avanzada. Por otro lado, la PI se está utilizando también  para rescatar HA con mal resultado funcional o como tratamiento de secuelas complejas de fracturas de húmero proximal. El objetivo de este trabajo es realizar una actualización de la indicación protésica en este tipo de fracturas, y presentar los resultados obtenidos en nuestro centro en los últimos 8 años.

Material y métodos
Entre enero de 2006 y mayo de 2014 hemos realizado un total de 58 artroplastias de hombro en pacientes que habían sufrido una fractura de húmero proximal. Se trataba de 23 HA con una edad media de 72 a, 18 PI con edad media de 77a  y 17 revisiones/secuelas de fracturas con edad media de 70 a. La indicación para HA o PI en fracturas en agudo fue una fractura compleja de húmero proximal en 3 o 4 partes en la que no era posible una reducción estable. En el grupo de revisiones/secuelas se trataba de pacientes con antecedente de fractura de húmero proximal, intervenidos o no, con mal resultado funcional y/o dolor.

Resultados
El resultado de la escala Constant ajustada por edad y sexo ha sido 36 en HA, 55 en PI y 36 en Revisiones/Secuelas (p 0.002). En cuanto al Quick Dash ha sido 39 (HA), 26 (PI) y 56 (Revisiones/Secuelas) (p 0.003). Hemos observado mejor resultado en cuanto a flexión anterior, rotación externa y menos dolor en el grupo de PI, con respecto a los otros 2. La curación de las tuberosidades se dio en el 50% de las HA y 75% de las PI por fracturas en agudo. Los pacientes intervenidos de PI, en los que curaron las tuberosidades, tenían mejor rotación externa, mejor antepulsión y mejor Constant que aquellos en los que no consolidaron las tuberosidades.

Conclusiones
A pesar de nuestros pobres resultados con la HA, pensamos que la bibliografía todavía defiende su utilización en pacientes “jóvenes” con buena calidad ósea. Para los pacientes de más edad (>70 a), la PI ha irrumpido con fuerza mostrando resultados prometedores, como se observa en nuestro trabajo. También parece una buena alternativa en revisiones de HA “fallidas”, o pacientes que tienen un mal resultado funcional o dolor tras una fractura. Ahora bien, hay que ser cautos con su indicación y utilización, por las complicaciones que con ellas pueden surgir con los años.

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